martes, 26 de mayo de 2009

Adios carnaval!

Éste nunca estuvo destinado a ser un blog prospero, y es por eso que he decidido abandonarlo... En muchos aspectos la persona que lo creo ha ido muriendo y renovándose, pero se repugna a sí mismo cada vez que se lee.

Pretendo seguir escribiendo cosas que me disgusten y las publicaré para el escarnio publico y la humillación que ésta implica. Algunos me verán volver eventualmente, pero lo que quiero decir aquí, es básicamente un jodido Adios!

I'll see you in hell!

martes, 24 de febrero de 2009

Planes para mañana


Algún día pretendo saltar de un avión con paracaídas en los cielos de escocia, que son nublados y no varía nada, hacer bungee desde el puente de San Francisco, únicamente porque me parece bonito. Ir a Japón y comerme un pulpo vivo e intentar no morir ahogado por los tentáculos aforrándose a mi garganta, o al llegar a mi estomago, intente buscar la salida hacía arriba. Llegar al Everest e intentar escalarlo, pero no ir más de 100 metros porque me canso rápido, tengo un pésimo estado físico, y fumarme un cigarrillo mientras observo el lugar más alto del planeta. Estando en china buscaría ver un panda en libertad, pues tengo la teoría de que son extremadamente ágiles y agresivos, no como se ven en las películas y en zoológicos por tv, dóciles y amorosos.

Quiero recorrer África, ver los leones dormir y a las leonas cazar para alimentar a sus perezosos protectores y a sus indefensas crías. Claro, no me metería a la sabana así como si nada, pues soy alérgico al calor y se me salen los mocos, es como una gripa terrible con temperaturas altas. Luego buscaría un ratón y un elefante y los pondría juntos para ver si realmente los elefantes le temen a sus hermanos mamíferos más pequeños. Intentaría descifrar el misterio más grande de todos, ¿las cebras son blancas con rayas negras, o negras con rayas blancas?

Si estuviese en Portugal, no sé a donde ir, ni qué hacer, pues lo conozco muy poco. Pero sé de un lugar que ví en un documental cuando estaba más chamaco, que en una cueva en las montañas hay unos dibujitos muy cucos de unos cavernícolas de hace miles de años y que compararía con los míos (dibujos) para ver en qué mejorar mi técnica. España realmente me aburre, y buscaría ir a los conciertos de mis artistas favoritos, como Bunbury, Mägo De Oz, alguna banda del poderoso metal español, y aquí entre unos pocos y yo, al señor don Miguel Bosé (esta loca canta muy bacano).

A Francia iría como el peor de los turistas. Creyéndome que sé mucho, y solo conociendo la torre inútil esa. Ah y un puente que está sobre el rio, que por el ataque del Alemán se me olvida (Alzheimer al ataque). Dicen que la comida de francesa es deliciosa, y por lo que he saboreado, tienen razón, pero no debería confiarme de eso, y atiborrarme de cuanta cosa se me cruce en el camino. Pero no puedo comer mariscos, ni nada que haya salido del mar, aunque se supone que todas las formas de vida comenzaron en el mar, pero evolucionaron lentamente y algunos dejaron atrás esto. Pero sí, si me como un caracol, vomito como niña poseída.

Alemania tomaría cerveza hasta para cepillarme los dientes. Y en Amsterdam, la ciudad que más me llama, pasaría la semana más loca de toda mi vida. Hash hasta en la sopa, y viendo a las viejas más alocadas del continente, o al menos eso espero.

Subiría a Inglaterra, y buscaría el castillo más embrujado y con peor reputación, llevaría una tabla “uija” y la usaría mientras quiebro un espejo, paso por debajo de una escalera y riego un tarro de sal. Esperaría a ver cuantos fantasmas veo, y si es que en verdad existen, porque sigo con la duda. Claro que 3 minutos después de haber entrado, saldría despavorido corriendo ante el más mínimo indicio de movimiento, ya sea algo común, o efectivamente el fantasma de algún inglés enojado y anacrónico.

Para terminar por ahora, porque se me están agotando las ideas y los dedos, iría a Italia a comer pasta y oler a Venecia, dar un paseo romántico en góndola conmigo mismo, dedicándome cualquier cantidad de canciones italianas cursis y finalmente andar en un convertible rojo por los campos, a toda velocidad deteniéndome a ver más atardeceres.

viernes, 6 de febrero de 2009

Olor De Verano



“Dijiste que querías una revolución hombre, pues yo digo que estás lleno de mierda… Somos adolescentes desechables.” Marilyn Manson.

En la Universidad del Valle, cada uno de los estudiantes no es más que un número, una cifra, una entrada de dinero con un código que lo acompaña. No existen como humanos, sino como estadísticas y datos variables. Sin embargo, existen algunos personajes que les encanta llamar la atención y de manera paradójica, cuando lo hacen se tapan la cara para no ser reconocidos.

Los estereotipos más frecuentes que nos imponen a los que estudiamos ahí siempre son los de marihuaneros y de tira piedras. Pero es absurdo pues los que tiran piedras son un grupo particularmente pequeño y que no representa para nada los ideales de todos los estudiantes, pues casi actúan de manera privada. En cuanto a las drogas, pues pertenezco a un grupo incluso menor, una minoría mundial, un espécimen raro que no consume drogas a pesar de encajar con el estereotipo de drogadicto, depresivo, un poco suicida y ligeramente trastornado.

Después del medio día, específicamente después del almuerzo en la cafetería central, empiezan a escucharse los primeros avisos de la inminente pelea entre encapuchados y policías, casi como un ritual sagrado, un aviso de guerra. Como tambores van sonando las bombas, aturden mucho más que un rayo y cada vez que una nueva explota, todo se pone en cámara lenta por dos segundos, la gente se paraliza.

Las hojas toman un color más amarillento y el aire se pone muy delgado, ni siquiera se sienten las corrientes rozar la piel. Y ahí estoy yo, mirando hacía el horizonte, solo, absolutamente solo, rodeado de cientos de estudiantes eufóricos que esperan el momento en que comiencen a pelear. Algunos se quejan de la que las cosas no van a cambiar por unos tipos disfrazados tiren bombas en las calles y otros simplemente sienten el deseo inamovible de acercarse cuanto sea posible a la pelea y vivirla de primera mano, estos personajes son simpatizantes de algunas causas revolucionarias que proclaman los capuchos. Yo soy un ser ligeramente más egoísta, y a la vez altruista. No creo que ellos tengas la razón, pero tampoco el estado, pero mucho menos yo. Soy poco más que nada.

Finalmente da inicio el tan esperado enfrentamiento. Cientos de estudiantes se aglomeran enfrente de la portería vehicular, simplemente como espectadores, unos aplauden y cantan, y otros se sienten como en una sala de cine viendo una película de acción. Cada unos minutos una lata de gas llega lejos y crea una estampida humana de jóvenes, pero vuelven minutos después y continúan mirando. El olor llega a recorrer grandes distancias, y alcanza a Banderas, el lugar donde se reúne la casta de viciosos. A veces es tan penetrante aquel olor, que ni siquiera el acido humo de la marihuana logra disuadirlos de quedarse, por lo tanto les toca irse.

Cada dos semanas es la misma situación, a veces cambia la regularidad, y son dos veces por semana, o pasan un mes sin hacer nada. Nada nunca cambia.

*
Las ultimas dos peleas han sido realmente brutales. Los heridos de ambos bandos son muy frecuentes, y cada vez más graves. Y las horas que duran peleando se incrementaron de manera alarmante, casi 10 horas y obviamente, ahora cuentan con más participantes. La de ayer, fue una masacre absoluta. Los capuchos salieron a enfrentarse, y los estudiantes detrás como siempre miraban, había casi mil personas. Las bombas retumbaban una y otra vez, pero la policía nunca llegó. Después de dos horas de haberse tomado el poder de la calle, la gente se encontraba confundida. De la nada, miles de soldados empezaron a rodear a los insurgentes que estaban en la calle, armados hasta los dientes, y empezaron a disparar indiscriminadamente y a tirar granadas, como en un campo de guerra cualquiera.

Los estudiantes caían al suelo, simplemente dejaban de moverse. En 37 minutos del comienzo de la operación “limpieza”, denominada así por como nombre clave, ya no había ni un solo hombre, no soldado de pie. La mayoría de los cadáveres eran irreconocibles, completamente destrozados por la ráfaga de balas, pero saltaba a la vista que todos eran jóvenes, ninguno estaba en condiciones de defenderse de tan brutal ataque.

Los militares empezaron a marchar por el campo, en busca de sobrevivientes, y de vez en cuando, se escuchaban disparos, todo era para asegurarse de no ser atacados como venganza luego. Los testigos fueron muy pocos, algunos de los que miraban la pelea sin participar alcanzaron a huir, y se encargaron de contar lo que pasó, pero realmente a fin de cuentas, la verdad no sirve de nada.

La versión oficial en los medios fue que hubieron guerrilleros que hicieron de una protesta rutinaria, una batalla peligrosa para el resto de los ciudadanos y no hubo más remedio que atacar con todos los recursos disponibles.

*

Mientras hacían las labores de limpieza, en la mitad de la esa misma noche, fue que todo “comenzó”. De la pila de cadáveres, hubo uno que se puso de pie. Inmediatamente los soldados reaccionaron, y dispararon hasta tumbarlo, pero de otra parte, otro se puso de pie y de nuevo dispararon. Por cada uno que tumbaban, 3 más se levantaban. Poco a poco se fueron acercando hacía sus armados atacantes, y muchos no parecían ser afectados por las balas. Un ataque de mordidas iba matando uno a uno los milicianos que estaban ahí. Una vez muerta su victima, proseguían a la siguiente. Segundos después de morir, se volvían a poner de pie y se unían a los otros en su aparente hambre por carne humana viva.

Esto pasó hace una semana. En este momento, las calles de la ciudad están desoladas, todo ápice de vida parece haberse esfumado. Solo el olor putrefacto se siente en el aire, la carne se ve esparcida y colgando de todas partes. Los pájaros carroñeros son los únicos que aun hacen ruido y no se atreven a acercarse a comer. Hasta ellos desprecian esa carne. Al parecer, casi todos los habitantes se han vuelto uno de ellos.

Son lentos, muy lentos. Algunos caminan con mucha dificultad, todo depende de las heridas que provocaron su muerte. Pero en general, no son un riesgo si uno se enfrenta con uno solo frente a frente. Correr es la mejor opción, aunque “matar” a uno de ellos, o mejor dicho, volver a matar uno de ellos es sencillo, su cerebro es el que los controla y si se daña mucho, dejan de funcionar. Los pocos que sobrevivimos, se lo debemos a nuestra cobardía y egoísmo, pues no hemos intentado hacernos los héroes salvando a damas en peligro. En el momento en que los cadáveres empezaron a levantarse, todo lo que conocía como bueno o malo, mis preceptos de sociedad y de la razón quedaron desechados, el único procedimiento saludable a todo era la autoconservación. Al comienzo, pensábamos que en grupos grandes de personas estaríamos a salvo, pero pronto el número de los no-muertos llegó a ser mayor que el de los vivos, y pronto, el aislamiento y el sálvese quien pueda se volvió ley.

El trabajo en equipo de esas criaturas era simplemente asombroso, respondían al menor estimulo de sonido o visual. Siempre deambulaban despacio, pero al escuchar a alguien, todos los perseguían sin esperar un segundo. No había duda en su carácter, parecían maquinas perfectas, siempre haciendo lo que se supone deben hacer, sin cuestionar su existencia ni su propósito. Al parecer, su único interés en la carne es cuando está viva, una vez su victima muere desangrada, todos se paran y se van. Eventualmente el muerto se pone de pie y se vuelve otro de ellos.

En mis limitadas búsquedas por alimentos, me he enfrentado a varios de ellos. He descubierto en mí una sed de sangre, disfruto mucho matando esas cosas pero por cada uno que mato, 10 más aparecen en la vuelta de la esquina, por eso es mejor esperar que el sol descomponga los cadáveres, pues están pudriéndose por la falta de vivos que comer.

Vivo en el último piso de un edificio residencial, en la terraza de algún riquillo que probablemente murió intentando salir de la ciudad, pues antes de que se cortara la energía, escuché por radio que ya habían alcanzado ese lugar aquellas bestias, y al parecer los aviones despegaron vacíos. No sé cómo estará el resto del país, pero es cuestión de tiempo antes que esto se expanda y devore todo el mundo.


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CNN: ¡Última Noticias!

Las fuerzas armadas de Colombia, en un intento desesperado por detener a unos estudiantes revolucionarios de la universidad del valle con ayuda de las FARC, que habían tomado el control de la ciudad de Cali y masacrado brutalmente a la mayoría de los ciudadanos, hicieron detonar una bomba de Hidrogeno que voló la ciudad y sus alrededores. Al parecer no quedó un solo sobreviviente. La comunidad internacional apoyó la decisión tomada por el presidente Álvaro Uribe y a la vez, lamenta que se haya tenido que llegar a estos extremos…

lunes, 24 de noviembre de 2008

El Sujeto Con Los Ojos Peculiares

Mi vida se desperdicia en dos espacios, básicamente, la universidad y mi casa. En ocasiones se me consideró un genio, y en la época del colegio, parecía serlo. Pero las notas opinaban lo contrario. Situación que no cambio mucho en la universidad.

En un principio de la vida universitaria, todo se veía distinto, y el viejo ideal del marxismo comenzaba a tener sentido para mí. El segundo semestre mi espíritu social crecía a velocidades altísimas, y como muchos otros estudiantes, creía que el socialismo era la solución a los problemas del país. Eventualmente me vi terriblemente decepcionado de esto, pues partir del presupuesto que todos los seres humanos somos iguales, es simplemente risible, pues es obvio que el pueblo es una masa temerosa y estúpida, que no es capaz de reflexionar. A final de cuentas, me di cuenta que había algo distinto, algo que me hacía mejor que todos, y era que yo podía pensar, sabía como hacerlo, mientras que ellos no.

Durante un par de años, cada jueves, o el día que le diera la gana al baboso que organiza los tropeles en Univalle, de enfrentarse a la policía, yo simplemente emprendía una caminata considerablemente larga para salir fuera del peligro que implicaban estas peleas. Bombas se escuchaban, y el humo se levantaba lentamente en dirección a las nubes. Y hay que admitirlo, siempre es un evento digno de ser admirado, pero altamente arriesgado.

Hace un par de semanas, como es costumbre, empezaron a detonar sus pequeñas bombas, que no suenan tan pequeñas. El estallido dejaba mis sentidos adormecidos durante un segundo y luego, llegaba otra explosión que lo acompañaba. Los salones empezaron lentamente a vaciarse, y los estudiantes empezaban a dividirse entre los valientes de siempre, que se quedaban a ver la pelea junto a la portería, y los cobardes que buscábamos refugio lejos de allí. Mientras avanzaba en mi lenta caminata, aun escuchaba los gritos de lucha de los encapuchados, aunque jamás entendí qué demonios decían. Pero como iba diciendo, mientras caminaba, vi acercarse a 3 de estos tipejos con capuchas y se detuvieron frente a mí, por un segundo. Uno de ellos me miró a los ojos, y noté cierta familiaridad con el tipo, pero inmediatamente después, continúo con su camino. El episodio aunque algo peculiar, no hubiese sido tan importante, pero con lo que pasó luego, tomaría una relevancia muy alta en mi futuro no tan lejano.

Al otro día, me desperté a las 7 de la mañana, como un día normal para bañarme e ir a estudiar. La comida a esas horas de la madrugada, me repugna, así que siempre salgo sin desayunar. A dos cuadras de mi casa, tuve la extraña sensación de ser observado, y a pesar de ser un paranoico empedernido y estar acostumbrado a la sensación, en esta ocasión, me encontraba mucho más inquieto. Mientras me subía al bus y pagaba el pasaje, miré por la ventana, y alcance a ver la sombra de una persona, pero era solo una sombra para mis ojos, que se perdió cuando el chofer me devolvió $500 y miré mi mano para confirmar que no había sido estafado. Para el momento en que volví a buscar con los ojos la sombra, ya estábamos lejos y los carros de atrás me bloqueaban.

Aquel día en siguió siendo normal, nada nuevo, los mismos profesores cuadriculados de siempre, los mismos compañeros con delirios de grandeza aun mayores al mío y para rematar, las mismas notas paupérrimas que siempre completaban mi día perfecto.

De nuevo yendo hacía mi casa, en el bus, siento que me miran. Está lleno de gente, y no veo a nadie que se vea sospechoso, así sospeche de todos, incluso del bebé que tiene una señora cargado. Tengo que decirlo, tenía miedo, pero no tenía ni la más remota idea de qué. En cuanto me bajé, me sentí aliviado, pero fue en ese instante en que tres sujetos me acorralaron. Y de nuevo, uno de ellos se me paró enfrente y me miró a los ojos, eran los mismos ojos que había visto el día anterior entre trapos, el encapuchado de la universidad, y al parecer, sus dos mismos secuaces.

El sujeto me dijo que fuéramos a otro lugar para hablar, la curiosidad me embargaba y el miedo también, pero accedí a irme con ellos. Caminamos media hora hasta llegar a una panadería, y allí me condujeron hacía la parte de atrás, algo así como una bodega. A penas entré, me recibieron con un golpe en el estomago, y luego, ya en el piso por el dolor, otros pies me recibieron a patadas. Cuando desperté, estaba amarrado a una silla, y una lámpara colgante me alumbraba el rostro, “¡muy cliché!”, pensé, pero le daba un toque mágico a la situación. Frente a mí, estaba el único rostro que reconocía, pero eran sus ojos los que me intrigaban. Él discutía con otro sujeto más alto y fornido, pero no lograba entender mucho, supongo que estaba aturdido por tantos golpes. Pasaron 3 horas en las que intenté reflexionar cualquier posibilidad para la que yo esté en ese lugar en tal estado, pero nada tenía sentido, termine pensando que tenía que ser algo con la identidad de los encapuchados. Creerían que los reconocí, y querían protegerse, e intimidándome lograrían hacerme callar.

Al otro día me desperté en mi cama, con varios moretones y muy confundido, pero me sorprendía el hecho de estar a salvo, si ya había aceptado que mi muerte sería a manos de unos desconocidos en una bodega vieja de una panadería de barrio.

No fui a la reportarlos con la policía, no encontraba la relevancia de hacerlo, pues conociendo un poco el sistema judicial del país, saldrían libres al otro día.

Tomé un cuchillo viejo y oxidado que estaba en el patio, y le saque filo. Me encontraba muy aburrido, y simplemente actué sin pensar.

Lamento lo que pasará a continuación, pues nacida del mundo absurdo es mi mente también. Fui a la universidad y encontré al tipo de los ojos. Le seguí hasta el baño. Y esperé que hiciera su asunto, no quería untarme de orines. Saque el cuchillo, y lo acorralé por la espalda, y por lo hice besar la hoja oxidada cortándole medio cachete. Luego procedí a preguntarle el por qué de lo que me había hecho, a lo que respondió con un simple, “nos equivocamos de persona”. Desafortunadamente no me sentí satisfecho, y le volé una oreja, sólo para demostrarle que no era el único con sed de sangre… pensé en matarlo, pero no me sentía con ganas, así que busque a los otros que estaba con él. No me costó mucho, pues descubrí que el tipo, Manuel, era muy colaborador después de un par de golpes y cortadas, y me dio nombres y hasta un poco de dinero.

Manuel después de todo era un buen chico, él pensó que yo era quien le había robado la novia, pues mi descripción encajaba mucho con la que tenía del otro. Pero cuando me quitó la billetera mientras estaba inconciente y vio mi nombre, descubrió su error, asustado decidió amenazarme para protegerse y siguió golpeándome junto con 3 amigos más hasta la noche. Cosa que no recordaba, pues resultaron buenos golpeadores y me dejaron amnésico unas horas.

Encontrar al segundo dormido detrás de la biblioteca, se me hizo muy aburrido, pero igual, necesitaba desahogarme, así que le corté un dedo para despertarlo. Pero no quiso pelear, lloró mucho así que lo dejé ir, para poder cazarlo. La golpiza jamás la olvidara, cada vez que intente tragar alimentos sólidos, pues me divertí con su traquea.


Los otros dos no fueron más que una extensión de los otros. Y habiendo terminado mi pequeño capricho, opté por algo distinto. Volver a mi vieja rutina. Estaba seguro que ninguno de ellos me demandaría, a fin de cuentas, ellos hicieron algo peor. Lo que me atemoriza ahora es mi incapacidad de emocionarme con las cosas. Ni asco, ni placer sentí, a parte del dolor, nada más pasa por mis venas.

Por lo menos ahora, tengo un par de ojos extra, unos que vi por primera vez en medio de unos trapos, y me hicieron sentir profundamente inquieto y fascinado. Los guardo en un tarro de formol junto mi cama y a veces cuando me miran, siento la misma ansiedad que sentía al principio mientras me seguían en la calle…

jueves, 24 de abril de 2008

El día de hoy



Salía a la calle, y lo único que podía ver era eso. La descomposición habitual, los mismos políticos corruptos y la misma vacía publicidad de todos lo días. Pero hoy no, por fin todo cambio. El mundo es un lugar perfecto ahora.

Cada paso que doy me revela un nuevo cadáver, sangre y tejido desgarrado por todas partes, adornan alegremente el piso, regalándome así, la sonrisa más grande de mi vida. El olor nauseabundo inunda todo, y aunque sé realmente lo asqueroso que es, huele más a la victoria esperada por nosotros que a una horrible derrota. Es raro, como siempre desee algo así y ahora que lo tengo, no es como lo esperaba. Es mil veces mejor, realmente es increíble la sensación. Por fin soy libre y no tengo que fingir ser normal. Cada sonrisa o lágrima que me alejaba de mi mismo, ahora son cosa del pasado. Me quedo sólo y feliz, con millones de galones de sangre para beber y sin un maldito rostro en que pensar.

lunes, 21 de abril de 2008

Introducción al ridículo mundo de mi mente

Puede que suene contradictorio, pero escribo esto con la esperanza de que nadie lo lea. Estoy acercándome a un abismo mental que realmente va más allá de mi imaginación. No creí que fuera posible, pero dudo mucho de mi salud mental, pues he tenido una serie de episodios bastante particulares, los cuales aun no me logro explicar.

Lagunas y alucinaciones, seria un resumen de lo que creo que me está pasando. Llegué a creer por un instante pequeño de tiempo, que tenia la extraña habilidad de ver fantasmas, pero siendo realista, es más posible que tengo algún tipo de daño cerebral del cual no estoy conciente. Hace un año fue mi ultima cita con una psicóloga de la universidad, era la primera vez que ella me atendía, y después de hablar por una hora, me diagnostico como suicida potencial, y me recomendó jamás quedarme solo, pues seria un riesgo muy grande. También dijo que tenía un desbalance químico en el cerebro, el cual me hacía un depresivo crónico y recomendó que no volviera a probar una gota de alcohol, o alguna droga. Claro que por las drogas no hay problema, no me interesa probarlas ni nada, pero el alcohol es lo único que me acerca un poco a la tan lejana felicidad, pues por esos escasos instantes en los que el cerebro deja de transmitir información entre neuronas, y el cerebelo toma el control de todo, en el momento en que niego toda mi humanidad y millones de años de evolución con unas moléculas de alcohol, es que me siento tan común y corriente a los demás seres del planeta que se hacen llamar a sí mismos, humanos.

Si por alguna extraña razón, usted ha llegado hasta este punto de mi escrito, quiero decirle que esto no se pone mejor, y en ningún momento espero redimirme por ni hacerlo reír (por lo menos no apropósito). Siento mucho ser tan pretencioso, pero realmente es mentira. Soy un pretencioso de primera y ególatra incurable. Soy mi fan numero uno, pero paradójicamente, también mi peor enemigo. Me considero un genio incomprendido, pues jamás nadie ha logrado entenderme, aparte de mi Buen amigo Juan Manuel, pero seria interesante si alguien más puede. Realmente me siento mal, a veces preferiría ser tan estúpido como cualquier otra persona, y ser feliz y disfrutar de las nimiedades que los entretetienen, pero en medio de mi alto grado de comprensión del mundo, no puedo evitar siempre llegar a la misma conclusión, el mundo apesta y todo puede ir peor.

Como para agregar algo más, digamos datos de mi vida al azar y ver si le resultan interesantes a alguien. Soy virgen y moriré así. Me gusta la coca cola. Me da miedo el contacto humano, aunque a veces me muero por sentirlo. Prefiero a los gatos que a los perros. Soy alérgico prácticamente a todo. Fumo Marlboro. A veces tengo conversaciones con las voces en mi cabeza, pero no entiendo porque son muchas. Me gustan la mujeres que no puedo tener. Soy alérgico a los abrazos. Me pinté el pelo de negro. Jamás aprendí a dividir. No me sé las tablas de multiplicar. Pero cuando me las preguntaban hacía la operación en mi cabeza más rápido que los demás. Mi primer beso fue un mes antes de cumplir 18 años. Fue con mi mejor amiga. Ella me gustaba, pero yo no a ella. Luego me metí con la hermana (jejeje). Te estoy aburriendo, ¿verdad? . Mi primera palabra fue "Boich"(por superboy). Tengo varios muñecos de Spiderman. El último lo compré en Diciembre pasado. Quiero un muñeco de superman. Amo la pizza. Odio las ensaladas. Me emborracho con dos cervezas. Creo en los fantasmas, vampiros, zombies y demás criaturas no convencionales. Quisiera ser un súper héroe. Y eso es todo lo que quiero decir por ahora.